lunes, 4 de febrero de 2013

Capítulo 2: Your Name



Capitulo 2: Your name

No sabía lo que me había pasado. Estaba cruzando tranquilamente el paso de peatones cuando de repente noté un dolor agudo en el costado y en la cabeza. Todo se nubló de repente y ya no recuerdo nada hasta ahora. ¿Estoy en el hospital?, me pregunté. Levanté levemente la mirada. La cabeza me daba vueltas y no podía moverme demasiado, porque me daban arcadas. Había un muchacho sentado en el sillón leyendo una revista. Era delgado y vestía algo extravagante y… Demasiado rosa para mí gusto. Me quejé cuando volví a depositar la cabeza sobre la almohada y el muchacho se levantó para ver si me encontraba bien.
-¿Are you ok?- su voz sonaba como una melodía angelical y dulce y su sonrisa era como luz entre la oscuridad.
Le miré entreabriendo un poco los ojos, ya que todavía me daba vueltas la habitación. Alcé los ojos hacia su rostro y no pude ni hablar. Cuando le miré desconcertada me saludó con la mano y yo pensando que era un sueño y vencida por el sedante volví a dormirme.
Todo daba vueltas incluso en sueños. Era todo muy desconcertante. Juraría que Key de SHINee estaba plantado delante de mí  y me miraba preocupado… Es técnicamente imposible…
Abrí los ojos lentamente para no volver a marearme. Parecía que los efectos del sedante se habían esfumado y notaba un dolor punzante en la frente. Instintivamente me llevé la mano herida y la rocé levemente, haciendo una leve mueca de dolor. Me incorporé levemente y me di cuenta de que estaba sola en la habitación. Después de todo solo había sido un sueño o alucinaciones por la morfina…, pensé. Miré el reloj de pared que había en la pared izquierda de la habitación, al lado de la ventana y vi que eran casi las siete de la tarde. En ese momento el ruido de una cisterna me sobresaltó. No estaba sola. Una figura de más o menos metro ochenta apareció por la puerta. Tenía el pelo corto y rubio. Llevaba unos pantalones de pitillo ajustados de color rojo y una camiseta de manga corta rosa fucsia con una clave de sol en la parte de delante y la palabra music en la espalda. Me miró sorprendido y me preguntó cómo me encontraba en inglés. Yo simplemente no podía articular palabra… Me sonrió y se sentó en la silla al lado mío, acariciándome el pelo como si nos conociéramos de toda la vida. Sentía que mi corazón iba a explotar y notaba que mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Empecé a reírme nerviosamente y él solo de escuchar mi patética risilla se contagió. Le dije hola en coreano y él me preguntó si hablaba el idioma. Asentí con la cabeza y le dije que un poco.
-Tienes buen acento.- Me dio unas palmaditas en el hombro y me felicitó.
-Gracias.- me sentía algo incómoda y no sabía cómo había pasado todo aquello así que decidí investigar un poco.- ¿Qué me ha pasado y cómo es que estás tú aquí? Todavía parece un sueño- me dedicó una radiante sonrisa angelical y comenzó a explicarme lo sucedido.
-Fue todo muy rápido y extraño. Íbamos a volver al hotel después de los ensayos generales para el concierto de mañana, el taxista se saltó el semáforo en rojo y tú estabas cruzando la calle, entonces te atropelló y nos asustamos muchísimo- parecía bastante preocupado por mi estado en ese momento, pero se volvió a relajar cuando sonreí y le di las gracias por traerme al hospital-. Es un placer. Me alegro de que no haya sido nada grave.
En ese momento alguien llamó a la puerta y entró con un carrito lleno de medicamentos. La joven enfermera se acercó a mí y me preguntó cómo estaba, a lo que yo respondí que todavía me mareaba levemente y que me dolía un poco ahora que se había pasado el efecto de la medicación. Ella me sonrió con ternura y me dio una pastilla y un vaso de agua para que me la tomase. Key estaba callado, observando. Empecé a toser porque se me había quedado atascada la pastilla y se rió disimuladamente, para no parecer descortés. Era muy amable y yo estaba como en el paraíso. Me estaba tratando muy bien.
-¿Tienes hambre?- me preguntó un rato después.
-Un poco sí- mi barriga llevaba rato haciendo ruiditos, pero esta vez se escucharon claramente. Sonrió y fue a pedirle algo a la enfermera.
El momento estaba pasando demasiado rápido y no quería que acabase. Cada vez estaba más relajada con él aunque solo de pensar que era uno de mis idols me ponía colorada. En todo este rato no me había parado a pensarlo, pero ahora era lo que más resonaba en mi subconsciente. ¿Estaría él solo o habrían venido todos… aquí? Solo de pensarlo se me revolvió el estómago de los nervios. Me tumbé porque empezaba a marearme. La emoción que podía llegar a sentir solo por conocerlos era infinita. Aunque me diese vergüenza hablar con ellos, por un momento me olvidaría y simplemente haría como si los conociese y no fueran idols. Me tapé la cara con ambas manos tratando de ocultar la felicidad que me envolvía en ese momento. Cuando me destapé al escuchar pasos, vi que la enfermera se acercaba a mí con Key detrás y me traía una bandeja con comida. Key se volvió a sentar a mi lado. Según me había contado estaba aquí porque se sentía culpable por el accidente y quería cerciorarse de que estaba realmente bien. Me había prometido, aunque yo no se lo pidiera, que se iba a quedar conmigo hasta que mi hermana y mi primo llegaran al hospital. También me comentó lo de mi camiseta de SHINee y me dijo que estaba agradecido por ser su fan, aunque me comunicó que había quedado algo lastimada. Cuando me la enseñó estaba sucia y llena de rasguños  por el golpe. Tendría que tirarla a la basura.
-Era mi favorita.- bajé la cabeza algo triste y él me acarició en pelo intentando animarme.
Un rato después alguien llamó a la puerta y entraron mi hermana, mi primo y… No puede ser.
-Thank you for help my sister and for stay here with her- mi hermana estaba agradeciéndoles lo que habían hecho por mí. Y se acercó a preguntarme qué tal estaba- . ¿Te duele mucho?
Le enseñé la camiseta y le dije que aparte del dolor por haberla perdido ahora estaba bien. Pero no le prestaba atención a ella sino que me había quedado mirando al joven chico de metro setenta y cinco, de pelo castaño claro y ojos marrones que me miraba preocupado desde la puerta.

                                                                       ~*~

Mientras Key cuidaba de la chica yo llamaba a la coordinadora, al manager y al presidente Kim. También busqué el número de algún familiar en su móvil para avisarles que estaba en el hospital. Fui de aquí para allá y rellené algunos papeleos del hospital con la información que tenía la chica en la cartera. Se llamaba Choi Hye Hoon. ¿Era coreana? No tenía pinta. Tal vez era mestiza. Era un nombre realmente bonito. Me quedé cerca de recepción esperando a que alguna chica preguntara por ella. Pasaron al menos dos horas hasta que llegó. Iba con un chico algo más alto que ella. Se acercaron al mostrador con cara de preocupación y yo me levanté para saludarles y llevarles a la habitación.
-Hello. I’m taking care of your sister, Choi Hye Hoon, right? - me miró sorprendida. Al parecer sabía quién era yo y me contestó algo nerviosa.
-Y-Yes. Thank you so much for calling me. Where is she?
La llevé directa a la habitación junto con el chico. Al entrar escuché a Key hablar, en coreano para ser exactos, así que llegué a la conclusión de que realmente era mestiza. La chica llamó a la puerta y entró antes de que le contestaran. Yo me quedé en la puerta nervioso. Estaba preocupado y seguía sintiéndome culpable por el accidente. Cuando la miré vi que llevaba la camiseta en la mano y estaba algo triste al ver que estaba rota. Parecía que se lo estaba diciendo a su hermana, pero sin quitarme los ojos de encima. Yo cada vez estaba más nervioso, así que no me moví en absoluto. Key me llamó y aparté los ojos de ella, pero yo todavía sentía su mirada. Me acerqué a la camilla despacio y le dije a Key que había avisado a todo el mundo de que estábamos aquí. También le dije que el manager y los demás venían al hospital. El presidente había dicho que quería recompensar a la chica por el terrible suceso de esa tarde. La chica nos miró sorprendida y parecía que me había entendido. Nos preguntó si iba a conocer a los demás y Key le respondió feliz que sí, que su sueño se iba a hacer completamente realidad. Ella comenzó a llorar y Key la abrazó como si fueran amigos de toda la vida.
-No llores- le dijo en tono tranquilizador y jovial-. ¡Deberías estar gritando de alegría!- agitó los brazos como si fuera Olivia de Popeye.
-Lloro de felicidad- se enjuagó las lágrimas con un pañuelo que le había dado su hermana-. Es que no me esperaba nada de esto. Incluso puedo llegar a agradecer este accidente si no deja secuelas más allá de una cicatriz en la frente. Espero no volverme más tonta.
Todos estallamos en carcajadas, aunque el chico no entendió nada, pero era contagioso. Acabamos por sentarnos todos a esperar a que llegara el resto. Continuamos hablando de cosas triviales. Más bien ella y Key estuvieron hablando, porque el resto era como si no estuviésemos, aunque de vez en cuando me miraba sonrojada. Yo creo que también me sonrojé. Estaba muy nervioso y a veces me pongo rojo sin quererlo. Le preguntó qué estaba estudiando y dijo que estaba acabando bachillerato y a finales de ese año comenzaría la universidad y estudiaría turismo. Dijo que quería viajar por el mundo y vivir al menos un par de años en Japón y otros dos años en Corea del Sur, aunque siempre volvería a casa ya que se siente más cómoda en el lugar en el que nació. En parte lo comprendo. Cuando salimos al extranjero hay cosas que son muy diferentes a las nuestras y a veces me siento extraño y echo de menos a mi familia. Pero me gusta ver mundo, probar cosas nuevas y conocer otras culturas. Sonreí interiormente y pensé que tal vez debía hacer algo por mi parte solo para disculparme.
En ese momento sonó la puerta y entraron los cuatro sonrientes y saludando. Los chicos se acercaron a donde estábamos. Ella todavía estaba convaleciente y creo que tantas sorpresas y alegrías la estaban abrumando un poco. Se tocaba mucho la herida de la frente y parecía hacer muecas de dolor, pero casi no se notaba. Se habían cambiado de ropa para no llamar mucho la atención, no como nosotros que parecíamos un arcoíris. El presidente Kim comenzó la conversación disculpándose una vez más en nombre de la compañía y también le dijo que habían multado al taxista. Los chicos hacían bromas, sobretodo Jonghyun, para que se relajase un poco y… tenía una sonrisa preciosa. Cuando dejamos de reírnos por el último chiste que habían contado, intervino Onew y dijo que como regalo había pensado en cantar una canción a capela para ella. Parece que la dejó como en trance por un momento. Pero luego comenzó a asentir rápidamente y decía que sería lo mejor que le pasaría en la vida. Fue el mismo Onew el que comenzó a cantar y todos reconocimos la canción al instante. One.

                                                                       ~*~

“Achim haessali geudaewa gatayo, jogeum yuchihagaetjyo, geuraedo nan, eerungae joeun geol, nareul kkaeweojun geudae yeopae ramyeon, deo baralgae eopgaetjyo, eereokhae geudael bogo shipeun geol…”
Las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Notaba escalofríos con cada palabra que pronunciaban. Era increíble lo que les mejoraba la voz sin música y en directo. Y tenerlos delante de mí ya era la cúspide de la felicidad. Costaba creerlo, pero me estaba sucediendo. No podía despegar mis ojos de ellos mientras cantaban. Cogí la mano de mi hermana que estaba sentada a mi lado y la estreché como si fuera la última vez que lo hacía. Los sentimientos se me agolpaban en el estómago. Sentía una felicidad extrema y un dolor punzante, pero a la vez estaba experimentando una tristeza que hacía tiempo que no sentía. Sabía que no iba a durar y no quería que acabase con esa canción. Presentía que se iban a ir cuando entonasen la última palabra.
Sus voces quedaron suspendidas en el aire por un momento y en la habitación reinaba un silencio profundo que nadie se atrevía a romper. Pero comencé a aplaudir mientras las lágrimas surcaban mis mejillas sonrojadas. El resto siguió mi gesto y mi hermana me abrazó también conmovida por toda esta situación fantástica. Como durante todo el día Key fue el primero en decirme algunas palabras bonitas para que dejase de llorar, pero solo consiguió aumentar mi llanto, aunque esta vez mezclado de algunas risas tontas gracias a Jonghyun y, secretamente, gracias a la sonrisa de Taemin. Era mucho más guapo en persona y parecía bastante tímido, no como en las entrevistas y en los conciertos. Cuando me calmé, uno de los hombres que vino con ellos se acercó a mí y me preguntó si tenía pensado ir al concierto.
-No creo que esté en condiciones, por desgracia. Me duele todo el cuerpo al moverme.
Me dijo que no importaba y sacó dos papeletas de su billetera. Eran dos entradas especiales para ir al concierto, aunque no como una espectadora normal. Estaría en las gradas más cercanas al escenario y podría ir en silla de ruedas tranquilamente. Volvía a emocionarme, pero esa vez no lloré sino que chillé de alegría e instintivamente le di un abrazo que me correspondió asombrado. Mi hermana le estrechó la mano no tan efusivamente, ya que ella sabe controlarse más.
-¡Muchísimas gracias! Ya habéis hecho realidad uno de mis sueños más preciados que era conoceros y además me habéis cantado una canción. Pero esto no lo esperaba…- comencé a reírme otra vez, relajada ya del todo, sin ponerme del todo nerviosa-. Creo que ya puedo estar agradecida toda la vida.
-No es nada-era la primera vez que Taemin hablaba desde que había llegado y era melodía para mis oídos-. En parte fue culpa mía y de Key, así que esto es lo menos que podemos hacer.
Quise levantarme y darle un abrazo pero el dolor no me lo permitía, así que Minho le dio un empujoncito para que se acercase a mí al ver mis pequeños esfuerzos por moverme. Se acercó a mí y me rodeó la cintura con los brazos. Yo los pasé por su cuello y le abracé con ganas casi llorando. Entonces mi hermana sacó la cámara y disparó el flash sin que nos diéramos cuenta. Nos giramos sorprendidos y Key se empezó a reír porque se había dado cuenta pero no había dicho nada. Mi primo cogió la cámara y nos sacó una foto a todos juntos, con Taemin y Key a mi derecha, Minho, mi hermana y el presidente a mi izquierda y Onew y Jonghyun tirados sobre la camilla a mis pies. Fue el día más feliz de mi vida.



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[Por favor no copiar o modificar el texto sin mi permiso  © Aruba García] 


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